Cuando uno es aficionado a la Exploración Urbana suele centrarse en lugares específicos que conoce mediante diferentes fuentes. No obstante, España guarda miles de lugares inexplorados desconocidos incluso por los más avezados exploradores. El otro día un servidor se dio cuenta y aprendió una gran lección: Jamás desdeñar ninguna posibilidad. En este caso se realizó una pequeña ruta de unas horas por diferentes pueblos de la provincia de Castilla y León, poblaciones duramente castigadas por la despoblación que esconden interesantes joyas… A continuación les mostramos la primera de varias que vimos durante aquel día

Generalmente los exploradores urbanos dan mucha importancia a instalaciones grandes, ya sean hospitales, cuarteles e incluso fábricas. No obstante, pequeñas casas o fincas también pueden esconder verdaderas joyas históricas o historias reveladoras. Conocer cómo vivía una familia en los años 90, o incluso a principios de 2000, es como embarcarse en una máquina del tiempo apasionante.

En este caso, nos encontramos con una interesante casa que, a primera vista, no se podría decir que estuviese abandonada a juzgar por el impecable estado exterior de la misma desde extramuros. No obstante, y observando ciertos detalles exteriores: Coche abandonado, ausencia de contador eléctrico, cierto deterioro en las puertas de acceso a la finca… hizo que profundizásemos y viésemos que, efectivamente, uno de estos accesos cedía.

Efectivamente, el jardín nos delató que el lugar carecía de vida o rutina constante.

La casa exteriormente bien podría considerarse, en momentos del día oscuros o de noche, como «tenebrosa». La fachada y las zonas exteriores diferían del resto de casas vecinas arquitectónicamente hablando, lo que podía denotar un cierto poder económico con respecto al resto de sus antiguos vecinos.

El acceso fue libre, pues nada impedía el acceso al interior al estar las puertas totalmente abiertas. La mayor parte de la casa estaba llena de objetos esparcidos por el suelo, muy típico de este tipo de lugares. Es curioso, puesto que no hay evidencias de que allí nadie ha entrado a hacer botellón, robar material metálico o simplemente curiosear, como si ocurre en otros lugares más populares.

Por lo que pudimos averiguar observando papeles y objetos esparcidos por las diferentes estancias, la casa pertenecía a un alto cargo del Cuerpo Nacional de Policía y del Ejército de Tierra en los años 80. Asimismo, dicha persona era un destacado miembro de órdenes religiosas como, por ejemplo, el Opus Dei. Encontramos variadas medicinas tanto en pastilla como inyectables.

A tenor de la cantidad de ejemplares literarios que poseían, se deduce que era una familia con grandes inquietudes por materias tecnológicas y, asimismo, por clásicos literarios españoles e ingleses. También tenían diferentes obras de filosofía clásica. La siguiente fotografía corresponde con una de las abundantes obras que tenían repartidas por toda la casa:

Las últimas señales de vida de la casa, a tenor de los calendarios encontrados y determinados objetos no muy antiguos, corresponden aproximadamente al año 2006. Se desconoce el motivo por el cual esta familia, que investigando por internet se ve que no son para nada desconocidos en ambientes conservadores, abandonó tan bonita casa. Sus motivos tendrían, lo que si es cierto es que siempre que uno visita este tipo de lugares queda una pregunta en el aire… ¿Qué empuja a unos inquilinos a abandonar el lugar de un día para otro olvidando con la casa tantos recuerdos y objetos? El enigma, sin duda, sigue en el aire…

Abandonamos el lugar, siempre con el máximo de los respetos y sin alterar nada de lo visto para dirigirnos al siguiente marcado en nuestra ruta, el cual publicaremos próximamente.