En nuestra Piel de Toro existen lugares donde la leyenda o el mito se han juntado con la realidad para crear una mezcla cuya única y gran beneficiada es la España Mágica que tanto nos gusta visitar y recorrer como incansables Quijotes en un mundo de Sancho. A veces estos lugares quedan marcados por este magno conjuro hasta nuestros días, siendo testigo de innumerables experiencias que rozan lo imposible y por las que merece la pena realizar una ardua investigación para «conocer lo desconocido«, aunque en la mayoría de casos y situaciones el misterio, tan aguerrido como es él, se impone a los buscadores de lo insólito haciendo que el enigma no se resuelva nunca. Y unos de estos lugares es Calatañazor, un pueblo casi abandonado en la provincia de Soria, pero que sus ojos han presenciado grandes hitos de nuestra historia…
Calatañazor es un pueblo semihabitado, pues nada más alcanza la cifra de poco más de 60 habitantes en verano y solamente tiene una calle principal. Situado a 33 km de Soria, se encuentra en la provincia de ésta. Se encuentra en un montículo a orillas del río Milanos, lo que hace pensar que su emplazamiento se debe a un lugar estratégico, además de estar enmurallado y con el famoso castillo. Su origen se dice que reside en la época musulmana, pues el nombre proviene de Qal`at an-Nusur, que significa algo así como «Castillo de las Águilas«. Pero, en realidad, su origen se remonta a la época del pueblo prerromano arévaco, ya que en los alrededores de lo que hoy es Calatañazor fue Voluce, una ciudad arévaca de la que todavía quedan pequeños resquicios en este pueblo como Los Castejones, una especie de castro al que se accede por un camino que sale del puente de entrada al pueblo.
El acontecimiento que hace famoso a Calatañazor es esa mítica batalla que tuvo lugar en esta zona y de donde viene el ilustre decir de «En Calatañazor, Almanzor perdió su tambor«.
La batalla de Calatañazor
Se cuenta que durante julio de 1002, el gran Almanzor guerreaba por la zona contra los núcleos cristianos situados al norte de la Península, que tanto temían a este personaje por las victorias que daba a los musulmanas y las derrotas que provocaba en los cristianos. Durante los años anteriores las tropas del Moro Almanzor hostigaron a los territorios salmantinos y zamoranos, consiguiendo grandes botines en respectivos saqueos y ahora se encontraba batallando en las zonas colindantes a Navarra como era la provincia de Soria. Los cristianos olvidaron sus diferencias y se unieron todos los reinos para crear un frente común contra las tropas musulmanas de Almanzor.
Los dos bandos se encontraron en la localidad de Calatañazor, iniciando una cruenta batalla que provocó la huida de un Almanzor herido que moriría pocos días después en la ciudad de Medinaceli, para contento de unos y tristeza de otros. Tras la muerte del militar, la España musulmana sería víctima de las envidias entre señores que provocó la fragmentación en reinos de taifas que conduciría a la etapa de agonía de los musulmanes en la Península Ibérica.
En la actualidad se considera a la batalla de Calatañazor como una exageración creada por las crónicas medievales que expresaban el temor que existía al militar árabe. La batalla habría sido una normal contienda que habría sido usada como propaganda para ensalzar el dominio cristiano frente al infiel islámico.
El primero en narrar la batalla sucedida en Calatañazor fue Lucas de Tuy, siendo seguido por otro cronista medieval como fue Ximénez de Rada.
Sin embargo, historiadores de la actualidad han demostrado que la batalla no fue tal y como los cronistas y los textos que nos llegan de la Edad Media relataban.
Misterio en Calatañazor: ¿Qué sucede en la zona del castillo?
Pedro Gimferrer, personaje de la literatura contemporánea de España, en su «Dietario» habló de los fantasmas que aún recuerdan esa batalla de Calatañazor que, por muy exagerada que haya sido, ocurrió.
Lo cierto es que muchos visitantes y testigos cuentan que en la zona del castillo de Calatañazor se siente como una sensación de retroceder en el tiempo, que te transporta al preciso instante en el que el sonido de choque de espadas anunciaba que una batalla se estaba librando y que se sigue y seguirá librándose para la eternidad como parece. Muchos son los testigos que aseguran que la sangre derramada en Calatañazor se sigue sintiendo en los alrededores del pueblo, así como en las llanuras que rodean al montículo donde se sitúa el pueblo.
Pero si hay un caso que he recopilado y que más me llamó la atención fue el ocurrido a Rosa L. M. (omito sus apellidos por expreso deseo de la testigo).
Rosa L. M. es una alicantina que ama la aventura y que viaja en busca de la España Mágica. En otoño de 2005 visitó Calatañazor con su marido de profesión psicoanalista y que era escéptico a los temas relacionados con el misterio, pero que no tendrá explicación alguna a lo que vivirá esa misma noche.
Hospedados en la casa rural que hay al lado del castillo y tras visitar Calatañazor y sus alrededores, quedaron sorprendidos por los tejados y las chimeneas de las casas al más puro estilo celtíbero. Al caer la noche y haber cenado, la pareja decidió visitar el castillo bajo las sombras de la noche. El pueblo se encontraba desierto, pues el frío otoñal y los pocos habitantes que hay no invitaban a dar un paseo nocturno. Se encontraban solos por el pueblo soriano y se aventuraban a ir al ruinoso castillo para contemplar las estrellas, pero con lo que se toparon nunca lo olvidarán, sobre todo Rosa.
Al llegar al castillo y alumbrados por unos móviles que hoy serían considerados como prehistóricos, subieron al castillo y se tumbaron en sus dependencias para contemplar las estrellas; hasta aquí todo normal.
En el momento que decidieron bajar del castillo y volver al pueblo, el camino se vio interrumpido por algo o alguien que se encontraba en su camino. En medio de la oscuridad y a pocos metros de ellos, algo les observaba pero no alcanzaban a distinguir que era aquella figura. Al avanzar para ver qué era aquello, ven que pasan a su lado y era una sombra de una mujer más baja que Rosa, que medía 1,57 metros. En ese preciso instante, aquello con rasgos femeninos abandonó su pasmosidad con un ligero movimiento que rozó el cuerpo de Rosa. Tras este leve «contacto» entre esa sombra feminoide y Rosa, la pareja huyó despavorida del castillo de Calatañazor corriendo como el alma que lleva el diablo al, no sólo haberse topado con lo insólito, sino al haberlo sentido en sus propias carnes, siendo una muestra más de lo misterioso que es el pueblo de Calatañazor y que vive anclado en el pasado y a saber qué fue aquello con lo que tropezaron Rosa L. M. y su marido en el enigmático castillo durante esa fría noche de otoño del 2005.
Lugar exacto donde tuvo el encuentro la pareja con la sombra femenina
© 2001 - 2023 Mundo Parapsicológico. Todos los derechos reservados. Aviso legal. Privacidad. Contacto.